Aniversario. La constructora que Joaquín Pérez Arroyo fundó hace 30 años ha renovado alojamientos tan emblemáticos como el RIU Plaza de España en Madrid
Durante meses, el nombre de una empresa extremeña lució en pleno centro de la capital de España. «Fue bonito tener un cartel de obra tuyo en un sitio así», recuerda Joaquín Pérez Arroyo, fundador de la firma extremeña que participó en la conversión en hotel del famoso edificio ubicado en la plaza de España de Madrid, al pie de la Gran Vía. Porque lo suyo son los hoteles. Ellos son la seña de identidad de este negocio de Puebla de la Calzada que el próximo día 15 cumplirá 30 años de existencia. Lo hará, claro, mientras renueva uno de estos alojamientos para turistas.
Hijo de trabajador de la construcción, Joaquín Pérez iba para militar, pero recondujo su vida tras varios intentos fallidos de convertirse en funcionario. «Al acabar la mili –evoca–, me presenté a las pruebas para la Escuela de Suboficiales, con idea de hacer carrera en el Ejército. Eran unas pruebas a las que solían presentarse cada año aproximadamente 16.000 personas para unas 850 plazas. Yo conseguí quedar el 812, pero ese año las plazas fueron 810 en vez de 850 y me quedé fuera. Más tarde preparé oposiciones para policía y para administrativo, pero siempre me quedaba a las puertas».
Tras un lustro trabajando como albañil con su padre, y un año y medio en la empresa de instalaciones comerciales y decoración de un amigo, Pérez Arroyo se decidió a montar su propio negocio. Tenía 27 años cuando fundó la constructora que lleva su nombre. Ahora tiene 57, y una mochila de trabajos llena de reformas en grandes hoteles repartidos por España, un sector al que llegó de forma casual.
«La cadena Tryp estaba construyendo el hotel Tryp Centro Norte, en Madrid –explica el empresario extremeño–. Se lo hacía El Corte Inglés, que en ese momento estaba haciendo también una obra en el campus de la Universidad de Extremadura en Badajoz. Debieron tener algún tipo de inconveniente con la obra de Madrid y me preguntaron a mí si me interesaría quedarme con ella, y así fue como hicimos nuestra primera reforma de hotel».
Después, Tryp fue absorbida por Meliá, que siguió contando con la constructora de Puebla de la Calzada, que reformó el Meliá Madrid Princesa (calle de la Princesa), uno de los alojamientos de cinco estrellas emblemáticos de la ciudad. Intervinieron en habitaciones, pasillos, salones, zonas comunes, bar, recepción… También trabajaron en el Meliá Royal Tanau, un cinco estrellas en Baqueira Beret, donde reformaron los baños de treinta habitaciones. Y en el Meliá Barajas, en la zona del aeropuerto madrileño.
«Con la crisis económica –la que comenzó en torno al año 2008–, nos quedamos sin proyectos en hoteles, pero fuimos capaces de capear el temporal. Y después, casi por azar, a través de un conocido, nos surgió la posibilidad de trabajar otra vez para una cadena hotelera, esta vez RIU», recuerda el fundador de la empresa, que ahora tiene en plantilla a 55 trabajadores. «Primero fue el RIU Costa Lago de Torremolinos, y luego el RIU Chiclana, donde ya trabajamos las zonas nobles, es decir, la recepción, el restaurante, piscina, gimnasio…», explica el dueño de la constructora, que ha reformado también el RIU Costa del Sol (Torremolinos, Málaga), el RIU Palace Maspalomas (Islas Canarias), un antiguo Tryp en Estoril (Portugal), y que está ahora en la obra de RIU Palace Oasis, también en Maspalomas.
Plazos de entrega cortos
«Una de las características de este tipo de encargos es que se suelen hacer con unos plazos de entrega cortos, porque son negocios que no pueden permanecer cerrados más tiempo del imprescindible», explica Pérez Arroyo, que en el caso del RIU Plaza de España se encargó de reforzar estructuras en pilares y forjados, habitaciones mediante tabiquería, solados y alicatados, además de varias zonas nobles del hotel, entre ellas la piscina, ubicada en el piso veinte y compuesta por un vaso de acero inoxidable.
También en Extremadura han desarrollado trabajos en espacios destacados, como el hotel Palacio Carvajal Girón en Plasencia, que fue sometido a una rehabilitación integral para poder convertir en establecimiento hostelero de cuatro estrellas un edificio del siglo XVI catalogado como Bien de Interés Cultural. También en la región, reformaron el hotel rural Baldío Grande, un cuatro estrellas en la Sierra de San Pedro, el balneario El Raposo (Zafra) y el hotel La Isla (Montijo). Y ahora están inmersos en un proyecto especial: la construcción de su propio hotel. Estará en Lobón, tendrá 39 habitaciones y será de tres estrellas. «Lo abriremos –anticipa Joaquín Pérez Arroyo– en abril del año que viene».